Columna de opinión por Néstor
O Salgado
Hay muchas profesiones que son apasionantes: Seguramente
un piloto de automovilismo, el aviador, un futbolista, viven momentos
apasionantes en sus carreras, como también otros momentos de tremendas frustraciones.
En el caso de los periodistas suele ocurrir algo
parecido, hay días donde el ejercicio del periodismo se torna apasionante; pero
también hay situaciones que nos generan impotencia y dolor, porque suele ser uno de los
primeros en llegar junto a las autoridades a un accidente de transito, a un
siniestro.
Muchas veces sus micrófonos o crónicas son canalizadores
de la bronca de la gente.
La realidad mundial no es muy esperanzadora para la
profesión. Existen miles de comunicadores sociales capacitados sin empleo y
otros tantos que perciben malos salarios.
Pero si en nosotros perdura la vocación, ser buenos
periodistas es nuestro permanente desafío.
Recordemos que nuestra mayor riqueza ante la sociedad es
conservar nuestra credibilidad.
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